lunes, mayo 22, 2017

Sodom, entrevista con Tom Angelripper


 ¿Cuál es la historia detrás de tu apodo, Angelripper?
Bueno fue hace muchos años pero no fue algo profundo ni nada, teníamos la idea de ponerle nombres especiales a los miembros de la banda y cierto día llegó Chris (Christian Dudek) y dijo “yo seré Witchhunter”, tú serás “Angelripper” y el guitarrista (en ese tiempo Frank Testegen) se autodenominó “Agressor” pero no hay ningún tipo de mensaje detrás, simplemente éramos muy jóvenes y alocados y queríamos encontrar algo especial que acompañara la música, algo que distinguiera a la banda.

¿Es cierto que alguien de SPV una vez les dijo que eran tan malos que venderían muchos discos?
Sí, es cierto, él (Manfred Schutz) vio el primer show que hicimos en Frankfurt con Tankard, en el 84, y nos vio y dijo “esta banda toca muy feo” pero le pareció que éramos algo especial porque nunca había escuchado nada parecido así que nos dio la oportunidad de firmar un contrato para grabar un EP con un par de temas, luego estaba tan satisfecho que terminamos grabando un disco entero*. Pero sí, es una historia verdadera.
*Al final del día efectivamente grabaron material para un disco entero pero, aparentemente por problemas para costear los tiempos de estudio, el sello terminó por sacar sólo un EP con cinco temas. En el 2007 Angelripper reunió a la alineación original y juntos re grabaron los 12 temas que originalmente debieron haber salido como In The Sign of Evil, sólo que ahora con el nombre de “The Final Sign of Evil”.


Y desde entonces has estado con SPV/Steamhammer por la mayor parte de tu carrera. ¿Cómo logra una banda mantenerse con un mismo sello por 30 años o más?
Bueno en alguna época cambiamos de sello, estuvimos en Drakkar Records* y GUN Records** pero regresamos a SPV en 2001, no sé, es una buena discográfica y creo que los últimos años, especialmente con el disco más reciente, “Decision Day”, hicieron un gran trabajo. Lo que pasa, creo, es que en SPV la gente que trabaja no son sólo gente de negocios sino que son metaleros también y por esa razón hicieron una excelente promoción de nuestro más reciente disco así que estamos muy satisfechos, creo que haremos el siguiente Cd también con ellos y después veremos, pero los últimos años Oli Hannes y Nico Matten*** han trabajado muy bien y estamos muy a gusto con ellos.
* “Code Red”, 1999
**“’Til Death Dos Us Unite”, 1997
No encontré los nombres en la página de SPV así que los escribí como los entiendo.



Leía por ahí aunque no sé que tan cierto sea que han recibido dos premios platino por vender más de 1 millón de discos, supongo que solamente en Alemania, ¿es correcto?
Bueno no fueron discos de platino tal cual, fue un reconocimiento que obtuvimos de parte de la compañía discográfica pero ¿sabes?, en realidad nunca sabemos del todo bien cuántos discos vendemos, si hablas con los músicos de otras bandas te dirán que nunca saben los números reales de cuántos discos han vendido en el pasado. Esto fue por ahí del 96, éramos parte de una especie de segunda era gloriosa de metal alemán cuando salió “Ten Black Years”*, pero nunca obtienes un placer real porque siempre tienes que vender más, como un millón pero sólo de un disco y eso no es lo que yo ando buscando, no es mi negocio. A nosotros lo que realmente nos satisface es sacar un disco y que a la gente le guste y poder salir de gira, y nunca hemos hecho mucho dinero con eso pero a mí me vale madre eso de los discos de oro y platino.
* Disco recopilatorio doble.


En los 90 grabaron seis discos, luego en los últimos 17 años han sido sólo otros seis. ¿Hay alguna razón para haberle bajado al ritmo, fue algo planeado o es algo que simplemente sucedió?
Sí, ha cambiado un poco el ritmo, al principio grabábamos un disco por año pero el negocio de la música cambió, ahora todo se mueve tan rápido que el sello ha decidido que esperemos dos o tres años para sacar discos; si por nosotros fuera podríamos mantener el rimo de uno por año, pero la situación en cuanto al aspecto del negocio ya no es la misma, pero si quisiéramos sacar más seguido porque además el tiempo no se detiene. Nosotros ya hablamos con Steamhammer de que queremos sacar un disco el año que viene, creo que estaríamos listos para hacerlo pero esto es un negocio y hay contratos y ahora son los sellos los que deciden cuándo es el tiempo es el adecuado para grabar un disco y sacarlo, esa ya no es decisión de la banda. En los 80 el metal en general era más exitoso, era posible sacar uno cada año pero bueno, ya no es redituable.



¿Qué opinas del concepto del Big Four del Thrash alemán?
Creo que sí existe una definición clara del thrash alemán con bandas como Kreator, Destruction y Tankard, el Big Four del que tanto habla la gente, creo que ese sonido vieja escuela (“old school”) está regresando, conozco a muchas bandas jóvenes que están interesadas en eventos históricos del inicio de las verdaderas bandas thrash, tratan de recrear el sonido de bandas como Sodom pero hay otras que no logran enganchar porque el thrash es un movimiento que viene de los 80 y para mí no es una dirección musical específica sino una actitud del tipo “haz lo que quieras, siéntete libre”, no debe importar lo que una discográfica te diga en ese sentido y ese es el espíritu del thrash, es la música que me gusta y esa actitud creo que es la que ha hecho que el género haya vuelto a tomar tanta fuerza en Europa y otras partes del mundo.

Sodom tiene muchas letras sobre guerra y asuntos políticos. En EU por ejemplo no es tan común que las bandas sean políticas. ¿Te ha causado algún problema el tener una visión política y luego externarla a través de la música de Sodom?
En realidad no porque no soy un activista político, no es como que pueda yo cambiar algo pero hay tantas cosas que están mal en este mundo que eso me inspira a escribir letras. Yo no escribo artículos para periódicos, sólo escribo letras pero trato de hacerlo de manera que pueda reflejar todas las cosas que están mal en el mundo. No puedo cambiar nada pero si puedo tratar de dar una sacudida, no creo que encuentres una letra totalmente enfocada a la política, es más una idea de leer también entre líneas porque hay muchas cosas que están mal, escribimos sobre la guerra y todas las cosas que están mal en el mundo y creo que una banda thrash debe escribir sobre estos temas y gritarlo desde el escenario. No soy activista político así que para mí esto es como una terapia, escribo las letras y me libera el llevarlas al contexto de la música y el escenario y el estudio. No me gusta escribir letras sobre fantasías, me gusta escribir sobre cosas reales, eso es muy importante para mí y para la banda.


Una pregunta más porque se acaba el tiempo y no es relativa a Sodom, ¿Cómo va el concepto Onkel Tom, planeas sacarlo de Alemania o Europa alguna vez?
Eso espero, me gustaría mucho, tocamos un par de conciertos en Rusia, Italia y bueno, yo espero que si a la gente de México o de Sudamérica les gusta la música de Onkel Tom me encantaría que alguien nos ofreciera ir y llevar ese concepto especial con las canciones cantadas en alemán. Creo sin embargo que los fans de Sodom y los promotores no están tan interesados en llevar ese proyecto más allá de Alemania y alguna que otra ciudad foránea. Tal vez en el futuro, estamos montando ya las nuevas canciones para un siguiente disco y de ahí podría salir una oportunidad. Por lo pronto lo que sí puedo decir es que estoy muy ansioso de llegar con Sodom a México, ese siempre ha sido un país muy querido para nosotros por la relación especial que hay entre los fans mexicanos y la banda. Sodom fue la primera banda alemana en tocar en México por allá del 90 o 91 y luego cada vez que hacemos tour de Sudamérica México es parada obligada, siempre ha sido un lugar especial así que esperemos que vaya mucha gente a los shows, estamos muy emocionados de verlos a todos ya pronto.


A algunas personas en México les gusta decir que les gusta el olor de Sodom en la mañana (I like the smell of Sodom in the morning, parafraseando la letra que dice “I like the smell of Napalm in the morning”)
Jajaja, esa idea está buena. Pues nos veremos pronto entonces.  

lunes, mayo 08, 2017

King Diamond, reseña


La del 6 de mayo ha sido una de las noches más memorables en cuanto a conciertos de metal en el Palacio de los Deportes se refiere. Ya dependiendo del gusto de cada quien, en cuanto a conciertos de metal en general en México se refiere. Ya según las opiniones que cada uno tenga, en cuanto a la calidad del sonido en dicho recinto se refiere,
^Por razones ajenas a mi, porque estuve en el palacio desde 10 minutos antes de las 7 de la tarde, cuando por fin pude acceder al llamado Domo de Cobre, Strike Master ya llevaba ¾ partes de su set completado por lo que no es mucho lo que puedo decir en cuanto a su presentación en esa noche en concreto, aunque eso de ninguna manera impide decir que fueron mucho más que dignos representantes de nuestra escena. Desde mi muy particular punto de vista, tanto ellos como Jet Jaguar (primero y segundo lugar del concurso que se llevó a cabo para determinar al abridor) hubieran sido excelentes representantes; bandas muy distintas en cuanto a género y sonido, ambas con enorme capacidad pero, y es un pero que de ninguna manera es derogatorio ni mala leche contra los Jet (creo que ellos van a hacer historia también pero esto es poco a poco) ni contra alguna de las otras siete bandas que concursaron ese día, en el metal como en el deporte, existen las jerarquías. Claro, una vez que alcanzas cierta jerarquía debes trabajar diario para mantenerla, porque tampoco es un título que se obtiene, se cuelga en la pared y se vuelve decreto. Strike Master, en mi opinión, demostró sobre el escenario eso, jerarquía. Sí, el sonido distó mucho de ser óptimo, tal vez porque tuvieron poco tiempo para que su inge se adaptara a condiciones tan complicadas como las del palacio, pero con todo y eso hicieron lo suyo como lo hace una banda con jerarquía, sin miedo. Tal vez no son chapulines saltarines que recorren el escenario de ida y vuelta, pero en general, Sobre todo en la figura de Kmu, el líder y fundador de la banda que al ser quien canta es además quien ocupa mayormente las miradas del público, que se notaba seguro de sí mismo, concentrado y sin miedo escénico. Eso se transmite y sobre todo se nota; a SM no le pesó el escenario, la gente les respondió de una manera que por fin podemos llamar digna y bien merecida para una de esas bandas que confirman el puñado (porque son pocas) de bandas líderes de la escena actual. 11 años de carrera no son tantos, es la tercera parte de lo que lleva Luzbel por ejemplo pero es tiempo suficiente para que las bandas que de verdad tienen algo, lo demuestren, de otra manera podrán llevar esos o más años y sin embargo no haber hecho nada. Bien por ellos y bien por el público que, por lo menos esa noche, se mostró en cantidad aceptable y con actitud positiva.

A Exodus ya le sabemos ciertas mañas. Es una banda que difícilmente decepciona pero que sí padece (siempre desde mi punto de vista, nada más) cuando no está con ellos Gary Holt. Slayer se levantó con su arribo pero Exodus pierde mucho con su ausencia. Sí, Kragen Lum de Heathen es un muy buen guitarrista pero no tanto como Holt y no tiene la presencia de éste.
Como sea, verlos agregados en el cartel fue una buena bocanada de aire. Hay gente a la que no le gusta que los carteles no festivaleros tengan bandas de estilos variados, hay algunos a quienes no nos importa siempre y cuando la mezcla incluya talento, y en este caso, así fue. Por razones que no corresponden en esta reseña llevé por primera vez en su vida a mi hija a un concierto de metal de este tamaño. Le había tocado ver a Shining en el Circo y a Voltax y Metalian el año pasado, pero su "onda” por llamarlo de alguna manera está muy alejada del metal. Desde hace ya algunos años tiene una lesión en el cuello que de vez en cuando reaparece, y esta semana así había sido, así que iba con collarín suave. Al ser el show sólo en la pista del Palacio y con escaso metro y medio de altura, mucho de lo que sucedía en el centro de la audiencia se lo perdía así que la acerqué lo más que pude sin ponerla en riesgo a uno de los pits grandes que se armaron. Imposible que te guste el thrash y no reaccionar ante una banda como Exodus, es simplemente una alianza inquebrantable. Le explicaba porque me preguntó el por qué de esa aparente idea de romperse la madre en lo que debe ser más bien una fiesta, y entonces me di cuanta que nunca había pensado realmente por qué nació el slam. Y en eso andaba, con frases como “imagínate a personas que como yo, a tu edad (17) estábamos llenos de hormonas, pero a diferencia de las que tienen tú y tus amigas nosotros nos llenamos de una que se llama testosterona, y te dan ganas de romper cosas. Bueno, con este tipo de música, en los años 80 que no había nada que se le pareciera, aventarse unos contra otros y darnos algunos golpes en el proceso era una manera muy sana de sacar la violencia que sentíamos sin que realmente lastimáramos a nadie más allá de que alguno que otros saliera lastimado del slam pero a sabiendas que le puede pasar”. Y justo por ahí Zetro Souza dijo algo desde el escenario tipo “me encanta ver toda esta violencia feliz, esta violencia festiva”, y bueno, parece que con mucho más palabras mi explicación no estaba del todo mal. También me preguntó si había mujeres que le entraran al slam y justo pasaron dos de ellas corriendo a un lado nuestro con dirección justamente hacia el pit, lo cual además de provocarle una sonrisa le contestó su pregunta.

Sólo con Metallica me ha tocado escuchar a una banda thrash que suene realmente bien en el Palacio. Y tristemente Exodus no lo logró (al menos desde mi posición, porque a pesar de que en general los comentarios que he leído y escuchado coinciden, también algunos han dicho que sonaba muy bien), sencillamente muy saturado. Por momentos se escuchaba muy bien el brutal doble bombo de Hunting, si te concentrabas de pronto podías disfrutas de los riffs brutales de temas como “Blacklist” o “Deranged”, pero nunca podías tener el paquete completo. Cuando la tarola retumbaba frenética en el clásico tupa tupa se perdía. Eso sí, la voz de Zetro nunca se fue, por lo menos en ese sentido tuvimos chance de escuchar perfecto letras de clásicos como “Boded By Blood” (con esa abrieron), “A Lesson in Violence”, "War is my Sheppard” o la que él mismo recordó como “quiero verlos loco (sic) como en Circo Volador”, “The Toxic Waltz”.
Se le reconoce el esfuerzo de intentar en español pero, o se aprendió mal ciertas frases o de plano quien le hizo la tarea no le dijo que la expresión que buscaba era “¡están listos?”, porque en cambio dijo una y otra vez “¡eres listo?”. Esa parte fue simpática, igual cuando preguntó “¡la están pasando bien? (luego, en español) ¿Mucha cerveza? ¿Mota? (para rematar en inglés y riendo) bien, esa es la parte que más me gusta”.

También sonaron “Blood in, Blood out” (tema que da título a su más reciente disco y de cuya portada sacaron la manta monumental que colgaron detrás de Tom Hunting), “Body Harvest”, la cual Zetro presentó como una de las favoritas de la banda del mencionado disco) y por supuesto “Strike of the Beast”, con la que cerraron su actuación.
Entre las cosas que dijo Souza desde el escenario, probablemente lo más noticioso fue que la banda regresaría a México el año siguiente ya con disco nuevo. Agradeció en varias ocasiones la entrega del público mexicano, mismo al que describió como “unos de los mejores que tiene la banda en el mundo, si no es que el mejor” y a King Diamond “de quien somos grandes fans” por la oportunidad de compartir el escenario con él.
Hasta entonces la dupla OCESA-Live Talent (Heaven and Hell) había logrado que los horarios se mantuvieran perfectamente apegados a lo anunciado, porque a pesar de cada banda trae algo de ayuda, la mayor parte del trabajo pesado en el escenario lo hacen personas del medio local que son contratadas por la promotora de cada país o ciudad, sin embargo para el cambio con King Diamond se colgaron por casi media hora. Y no es tirar tierra ni queja, es una crónica así que el dato es relevante en ese contexto, antes de que alguien se ofenda por la tan famosa y exageradísima mala leche que le tengo a los Live Talent.
Para dejar el escenario a punto sin que los trabajadores se distrajeran, o tal vez para que crear cierta ansia mientras ellos trabajaban se levantó una enorme manta negra con el logo de King Diamond en blanco. Muy teatral el asunto y bastante efectivo porque ver el logo enorme ahí, efectivamente te crea una ansiedad que cuando el show empieza se transforma en explosión de adrenalina.
Prácticamente a las 10 de la noche bajaron el telón y, tal como lo adelanto King en entrevista para este blog comenzó a sonar en el sistema de PA “The Wizard”, de Uriah Heep.
Luego del relativo fiasco que había representado ver a Exodus de lado y a la altura de la mitad de la pista, sin saber la calidad de audio con la que nos iba a sorprender la banda y sobre todo ante la escasa estatura de mi hermosa acompañante, me fui hacia la parte de atrás, ahí donde hay una banquetita, justo en donde estaban las escaleras que daban acceso a los baños. Ya para cuando terminó “The Wizard” y empezó la intro grabada de “Out from the Asylum” me encontraba en esa posición y, de entrada, la vista era espectacular. Será la edad o la cantidad de conciertos o el sereno como platicábamos Jerry J. Mon y Meg Balboa Blake /además de una pareja de amigos de ellos de quienes tristemente no recuerdo los nombres) mientras cenábamos sopes y pozoles en la Zona Rosa, pero de pronto uno ya no disfruta tanto estar ahí metido en el mero centro, entre los empujones, los constantes ataques aéreos de chela y orina (nefasta tradición mexicana, por cierto), los constantes pisotones y golpes de los borrachos que ya ni disfrutar el show pueden de lo mal que están pero que se te caen encima una y otra vez. En cambio ahí atrás la vista era perfecta y el audio, bueno, el audio fue de una calidad casi tipo Plaza Condesa o Auditorio Nacional. Impecable y ciertamente muy sorprendente. Por cierto y meramente como anécdota, en esa cena el mesero que nos atendió se llamaba Cristo.

“Out From The Asylum” era una intro grabada así que el hecho de que sonara bien no sorprendía, pero luego luego se soltaron con “Welcome Home” y, además de un gran alarido de aceptación de la gente se escuchó lo que sería la constante por la siguiente hora y veinte, un audio prístino, casi como si le picaras play a un estéreo de alta fidelidad.
“Grandma' welcome home... You have been gone for far too long. Is this a dream, are you really back?”. Y ahí estaba la abuela, macabra y maldita, en su silla de ruedas mientras King al principio se le acercaba como si le tuviera cierto amor filial, como el que le expresa al inicio de “Them” para luego, al tocar “Sleeples Nights”, cuando en la trama, ahora del “Conspiracy” ya mostró que la abuela es una desgraciada, la increpaba. Todo muy teatral, emocionante, con una audiencia que mayoritariamente sí conocía el trabajo de la banda y cantaba: “And as the clock strikes midnight, I hear "THEM" dancing at the graves, singing to My mind, killing the pain...sleepless nights...sleepless nights”.
“Siguió “Halloween”, del Fatal Portrait”, el único de los discos del rey que no es conceptual. “Every Night Will Be Another Evil Scene, Like In Horror Dreams I Want, I Command You To Scream” y claro, todos gritaban y entonaban el coro que seguía, “Halloween you are my pride, Halloween not just a dream”. Luego vino “Eye of the Witch”, de “The Eye”, la única de las canciones de ese disco que no narra hechos reales de la inquisición pero que establece el cómo es que el narrador de la historia conoce sobre los hechos. De las más aclamadas de la noche: “Another glass of wine to heat blood mine, And as I look inside the necklace called 'The Eye', I'm going back in time. It's the eye of the witch, It's the eye of the witch, The eye..the eye..the eye”.
Yo pensaba que el show sería al revés, como suele suceder con las bandas que tocan algún disco completo, es decir, primero tocan el disco en cuestión (en este caso “Abigail”) y luego en la segunda parte del concierto tocan éxitos y otros temas. Me gustó sin embargo el cambio de fórmula porque arrancó con puro éxito y se echó al público en la bolsa desde el mero inicio.

En la entrevista dijo que probablemente aparecerían por ahí un par de temas de Mercyful Fate y no sólo cumplió sino que lo hizo con dos temas emblemáticos: “Melissa” y “Come to the Sabbath”, la cual presentó con la pregunta: “¿quieren un poquito más de Mercy? (y aunque la referencia es obvia a Mercyful Fate, en realidad es un juego de doble sentido porque la misma pregunta se puede entender como ¿quieren un poco más de piedad?) Además, para no variar, ambas canciones tienen una liga común… “Melissa, you were the queen of the night, Melissa, you were my light, I swear revenge on the priest, The priest must die! He must die in the name of Hell” y luego “Come to the Sabbath, Sabbath...The ceremony's proceeding, It's time to grant your wishes, An evil curse on the priest who took the life of Melissa. Now we must close up the ritual, lead the Enochian key, and so it will be done, Amen...now come, come to the Sabbath, Sabbath...”.
El único atisbo de anuncio de que “Abigail” comenzaría ya fue el cambio de la manta trasera. En las canciones mencionadas cambió el fondo un par de veces, en “Halloween” por ejemplo se veía un pentagrama con una cabra iluminado de rojo, pero terminando “Come to the Sabbath” la nueva manta representaba una tétrica casona que cualquiera con un poco de imaginación entendería como tan vieja como la historia del disco que sucede en el Siglo 18.
El escenario era de dos pisos, flanqueado a derecha e izquierda por escaleras y una cruz invertida de buen tamaño de cada lado, había algunas gárgolas y un espejo; King las subió y bajó varias veces, lento pero seguro. Sobre todo en las partes y pasajes instrumentales subía y desde ahí lideraba la misa. Sólo hubo un momento en el que sí desapareció del escenario por cerca de un minuto en lo que yo imagino que fue para darse unos jalones de oxígeno porque, a pesar de que sólo sucedió una vez, en algún momento cuando se dirigió al público se escuchó un poquitín sofocado, algo que le sucede a muchos que no están acostumbrados a la altura de la CDMX.

La sección “Abigail” empezó igual que el disco con la explicación de que hay un grupo de personas reunidas para enterrar a Abigail LaFey quien se sabe que nació muerta el 7 de julio de 1777 y a quien se debía clavara dentro de su ataúd con siete clavos de plata, uno por cada mano, brazo y rodilla y uno más a través de su boca para que nunca resucite y vuelva a causar mal. En todo eso King hizo un ritual con un ataúd y efectivamente clavó a Abigail dentro de él. El resto, como se dice comúnmente es historia.
Como datos extra puedo decir que yo compré el “Abigail” en vinil probablemente muy cerca dela fecha en que fue editado, allá por 1987, tal vez 88. Lo escuché infinidad de veces pero como en todo, iba conociendo más bandas y más géneros y hasta la noche del sábado, tenía muchísimos años de no escucharlo completo. ¡Qué buen disco es! La música gloriosa, la voz de Diamond tan nítida como en el disco… nota a nota una interpretación perfecta. Curiosamente me di cuenta que algunas partes de varias de las canciones aún me las sabía, al escuchar “Omens” y “Abigail” recordé cómo me gustaban en este tiempo, las canté con medio nudo en la garganta, aprovechando que mi hija estaba delante de mí y no notaba mis emociones, aunque sé que la música que a ella le mueve también la sacude de esas maneras.

Varias personas lloraron, y me consta porque las vi cuando salía del Palacio mientras sonaba una grabación de la instrumental “Insanity”. La entrada fue bastante buena, yo calculo cerca de 8, 500 o 9 mil personas, aunque la cifra oficial fue de 11, 200 (recordemos que las cifras oficiales suelen inflarse). Al haber ido como prensa tuve la mala fortuna de no poder entrar a tiempo para ver a Strike Master, pero la fortuna de salir por otra puerta y evitar las aglomeraciones, sin embargo eso no evitó que de cerca o de lejos viera que ahí estuvieron muchísimos rockers que no podían faltar a la cita. Y hubo gente del interior de la República y de otros países, fue un concierto que difícilmente se podrá olvidar, una noche embrujada con música clásica maldita.
Durante toda la interpretación de Abigail estuvo presenta una actriz llamada (creo, este dato no lo tengo bien corroborado) Jodie Cachia que acentuaba con sus movimientos y gestos lo que las canciones iban describiendo. Además, el staff de la banda, cada vez que entraba o salía de escena (por ejemplo para poner y quitar guitarras acústicas) estaban vestidos como monjes con largas túnicas cafés y grandes capuchas que impedían verles la cara y hacían sus entradas y salidas con paso lento, teatral, como dejando claro que intervenían porque será necesario pero que no serían distractores.

Desde el escenario King dijo que tras la sobrecogedora recepción buscaría la manera de regresar. Son promesas que todos hacen y que no siempre se cumplen; son promesas que todos hacen porque muchos siguen un guion y repiten lo mismo más o menos cada noche, pero King Diamond se veía verdaderamente emocionado y conmovido y su público, como pocas veces, estuvo con el artista casi al 100%. Algunos por ahí han hecho público su parecer en cuanto a que Exodus se llevó la noche y por eso digo que casi el 100%. Al final del día es cuestión de gustos y de enfoques. También desde el escenario agradeció a quienes lo llevaron al Castillo de Chapultepec, mostró una bandera de México y volvió a agradecer. Me voy con la idea de que vi un concierto irrepetible. Sí, siempre me ha gustado King Diamond (más que Mercyful Fate) pero no creo que pudiera decirme “fan” con todo lo que implica esa palabra, como lo soy de otras bandas, pero sí puedo decir que es uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida, y modestia aparte, he visto muchísimos. Esa noche calculo que muchos estarían en esa misma situación pero muchos otros (más delos que esperaba) se notaba que seguían la carrera del danés con todo rigor, no cantaban los coros sino cada palabra, sentían cada frase, abrazaban en éxtasis a sus acompañantes… se vivió pues esa famosa hermandad metalera que más veces que menos parece mito. Y si no regresara jamás no importa, con esa noche la deuda quedó saldada, cualquier visita extra en el futuro será ya más un lujo que una deuda pendiente.



Todas las fotos de King Diamond son cortesía de Ocesa/Salvador Bonilla.
Las de Exodus las tomé de su muro de Facebook pero no tienen crédito.
De Strike Master quise poner un video que está en su Face pero no pude, y no han subido fotos. Pueden checarlo como strike Master Official.

Si llegaste hasta acá, muchas gracias.